Cuando entras en el anfiteatro y te acomodas para ver los trailers todo parece espeluznante. Sobretodo en las salas de cine que últimamente carecen de aquellos aficionados que, antes inundaban las mismas pero que ahora prefieren descargar la película de Internet y visionarlas en pantallas de 15 pulgadas con un pixelado y un sonido espantoso. Por lo que el lugar se convierte en una habitación fría y vacía.
Los primeros 15 minutos de película preparan al espectador y le dejan pensar en lo que “va a venir”. Pero ni la película ni su argumento terminan de convencer. Es peligroso cuando, tras verla, te das cuenta de que el trailer muestra, en tan sólo 30 segundos, todos y cada uno de los sustos o “malos ratos” de la narración.
Lo referente a la puesta en escena es muy similar al “Proyecto de la Bruja de Blair” o a “Rec”. Cámara en mano y escasa iluminación. El ambiente de suspense se crea fundamentalmente a través del juego de sombras y el sonido (abundantes silencios que generan un contexto que hace que estés alerta en todo momento). Pero todo es bastante previsible. Una pena. Los diálogos son muy flojos aunque conviene destacar que dan algo de frescura y realismo al resto de la trama.
Decepcionante. Como se dice en mi tierra: “Mucho ruido y pocas nueces”.
